Cicatrices
Exposición de Poesía Visual. Inauguración: 18 de febrero de 2015.
Galería: El Círculo (La Habana)
Palabras del catálogo: Rafael Almanza.
«Tengamos en cuenta que Francis es uno de nuestros poetas discursivos más finos y más abundantes hoy en día, de manera que no se trata del conocido oportunista, del cual él mismo se burla en estas obras, que agarra la moda cultural y política para un remunerado travestismo. Francis ha llegado a esta forma no solo por sus habilidades con la imagen, patentes en el ejercicio de la fotografía y el video, sino porque la poesía concreta le permite liberar el grito latente y doloroso —y por eso mismo tan válido y efectivo— que atraviesa su poesía discursiva. Es el grito de la libertad y de la justicia que cualquier hombre tiene que enfrentar en estas circunstancias que vivimos, en Cuba y en el mundo, y que quizás no se acaben nunca. Francis ha llegado a la poesía concreta desde el centro de su experiencia como poeta, y es por eso que esta poesía concreta es concretamente poesía.
De la poesía concreta ya canonizada —nada es demasiado nuevo en el mundo de la neofilia—, presenta Francis varias de sus cualidades mejores: el golpe de la síntesis, la economía de medios, la explotación de los sintagmas como discursos, el juego de resignificación de la tipografía, el fotograma incorporado o dominando al texto, los recursos intertextuales, la ironía hasta el sarcasmo, y desde luego la desenfadada intención política. Como en mucha poesía visual, a veces está al borde de la obra plástica, más que del poema en sí mismo: pero la poesía visual ya vemos que no es ni fue nunca cosa de páginas ni de libros, ni tampoco de palabras dichas o mudas. Me llama la atención, precisamente, la excelencia de los medios puramente plásticos que contienen estos poemas, infrecuente entre los poetas discursivos que hacen poesía visual. El artista que es el poeta maneja con eficacia el color, y, notable, se desenvuelve con igual mérito en lo vertical y en lo horizontal».
Rafael Almanza
«De cómo y por qué convienen las cicatrices» (palabras del catálogo, fragmento)
DECLARACIONES DEL AUTOR:
Me propuse encontrar un título que ya estuviera allí, en el cuerpo de lo que había hecho y lo que significaba mi trabajo, y busqué, hasta que encontré lo que casi siempre resulta más difícil descubrir, lo que está a la vista. Cicatrices porque eso son mis poemas respecto a las heridas profundas de donde surgieron: marcas, signos que cubren, tratan de cerrar o curar, pero también revelan, relatan inevitablemente el dolor. Y el proceso de cicatrización se parece a la búsqueda de síntesis que he llevado a cabo en cada poema intentando eliminar todo lo superfluo. Cada poema de los que se reúnen en esta muestra surgió con una necesidad particular y tiene su propia historia.
Mi experiencia me dice que cuando los proyectos creativos son muy ambiciosos, complejos, y exigen aunar voluntades o intervenir espacios públicos, en la medida que abres más el arco de tus alas, aumentan las posibilidades de chocar con las tijeras veloces de la censura, o con la frustración por la falta de tecnología y oportunidades, lo que sufrimos diariamente los cubanos, pero en especial en los pueblos de «tierra adentro». Así que me fui quedando con las posibilidades de experimentación más a mi alcance, que dependen de mí en solitario, como el sencillo poema visual que se capta de un vistazo.
(Luz Escobar: «Soy por naturaleza muy insatisfecho», 14ymedio, 18 febrero 2015)
La poesía es… todo. Póngansele los apellidos que la gente quiera poner, cada cual hace su lectura. La poesía visual sólo es una forma de la libertad, así es como yo lo siento, y donde la libertad no tenga permiso, claro, pues puede parecer contestataria y hasta peligrosa. […]
La poesía escrita en Cuba está muy amanerada. Por ejemplo, una gran parte solo la leen los poetas, a una presentación de un libro suelen asistir los mismos poetas, y se comportan a la defensiva como lectores interesados, llenos de prejuicios. En consecuencia, ese público no es totalmente receptivo, son «lectores» que no están leyendo de verdad, sólo se están armando y para eso desarman a otros… La poesía visual me interesa porque impone un tipo de relación menos tensa, más personal y directa, no conlleva una preparación para entender, descifrar un texto, simplemente está ahí… […]
Hay un conflicto y un riesgo literario mayor en la poesía visual, y es que te muestras, estás enseñándolo aparentemente todo, pero un «texto» debe mantener su vibración secreta, subjetiva, para que sea arte.
(Marcia Cairo: «La poesía en Cuba está muy amanerada», Diario de Cuba, 22 febrero 2015)
OPINIONES:
Verónica Vega, «La poesía que nos salva» ( Havana Times, 27 febrero 2015):
Ser testigo de la exposición Cicatrices del poeta cubano Francis Sánchez, inaugurada en la galería alternativa «El Círculo», me hizo entender dos cosas:
-La tenacidad del espíritu de un país desmembrado
-La necesidad de este tipo de poesía para las generaciones que han dejado de creer en Cuba.
Arte donde se confiesan las distancias que crea el egoísmo, la incomunicación, la mentira. Los sueños traicionados, las ganas de cambiar, de movilizar; de ser más que meros testigos de la destrucción. El impacto que logra el autor fusionando palabra-imagen sólo es transmisible con el propio poema visual, donde son expuestas esas heridas que pertenecen a todos los cubanos: los que se fueron o se van, los que se resisten a quedarse o los que se quedan, los que reclamamos el derecho a entrar y salir de la Isla sin renuncias ni coacciones.
Ernesto Santana, «Cicatrices de la palabra en libertad» (Árbol Invertido, enero-abril 2015):
Ciertamente, Cicatrices es ante todo una experiencia de arte, un encuentro cercano con el arte hecho de sutilezas y de iluminación, una devoción compartida y complementadora por la palabra y por la imagen, una confi rmación de lo que ya sabíamos: nos hallamos ante un poeta verdadero, ante un genuino creador que nos dice mucho pero que, sobre todo, tiene todavía muchísimo más por decirnos sobre los días y sobre el lugar en que coincidimos. Muy acertadamente, Almanza considera que lo que nos entrega Francis son carteles. Sí, carteles de poesía que sirven lo mismo para la pared de una galería que para un medio electrónico o para la calle.
Azucena Plasencia, «Corazón babilónico» (Diario de Cuba, 23 febrero 2015):
Cerca de 20 obras de mediano formato en las que predominaba el blanco y el negro, el juego tipográfico, el collage y el montaje entre otras técnicas, dominan los dos salones de la Galería. En un video, el propio Sánchez declaraba sus razones poéticas, su manera de escritura en movimiento.
Son variadas las estrategias seguidas por el artista: desde la analogía perturbadora («La pipa de Stalin») hasta la confusión de las jerarquías lingüísticas —«Muros de isla isla» / «Crucifixión» / «Umbral del lenguaje» / «Exhilo»—, o la cartelística en su acción de irónico mensaje. Hay vértigo y contaminación de imágenes en piezas cuya obviedad conforma un sistema de alarma temprana.
Consciente del lenguaje, abierto a la experimentación, la obra de Francis Sánchez es instalación poética, algo dadaísta y predicadora, en un mundo profundamente marcado por el cuestionamiento posmoderno del sujeto, mediático, virtual.