Palabra de Gelsomina
Vacié una a una las cajas,
y hasta la mayor, la azul.
¿Dónde te asfixias, Raúl,
en qué filos de navajas?
¿No vas a usar las barajas
sopladas bajo el castillo?
Habla ahora, monaguillo
de ojos griegos, vuelve aquí
antes de que el colibrí
se nos duerma en el gatillo.
Hiere el templo acompasado
por bonetes y escarcelas.
Puesto de pie en tus cautelas
Dios juega a lanzar el dado.
¿Por cuál torre me has trocado,
noble alfil de paso negro?
Desnuda, al aire me integro.
El dado inmóvil se oculta.
Llueve sobre mí insepulta
la noche como un allegro.
En: Luces de la ausencia mía (Colección Arabuleila, Ayuntamiento de Armilla, Granada, España, 2001).